God is good, all the time!

Fundada en 1844 y proyectada para ser patrimonio cultural nacional.

Por: Bertha Teresa Bolaños.

Fotografía: Antonio Alcalá.

Los tablones y listones de pino vinieron de Alabama, al menos desde 1844 un arquitecto gringo comenzó la remodelación de la iglesia bautista Emmanuel en la isla de San Andrés. Con una punta roja que llega hasta el infinito del azul celeste le dieron la forma sublime de una oración y  con tablas blancas una tras otra elevaron paredes hasta formar la antigua iglesia donde la paz, la alegría y el amor sube y baja de tono en las voces de un coro que arrulla hasta al mar de la isla.

El ascenso breve de una escalinata doble me fue guiando en medio del calor, con el sol de punta llegué al umbral y quedé debajo del imponente letrero que dice ¨First Baptiste church founded in 1844¨. Nunca, a pesar de haber estado hace muchos años y varias veces sentada en un pretil frente a esta iglesia había conocido lo que tiene por dentro, mis padres y yo vivíamos en una casita cercana y desde allí veía pasar todos los domingos una fila silenciosa de matronas con sus familias, vestidos de una gala impecable, peinadas con moños altos, zapatos cerrados de tacón, guantes de seda en sus manos que sostenían la palabra del señor y sombreros estilo pavas con mallas de encaje que medio tapaban sus rostros. Los hombres, a pesar del clima vestían de saco y corbata o a veces corbatines, zapatos con brillo y mancuernas en los puños, las niñas siempre llevaban lazos enormes de colores tenues en la cabeza y en la cintura, trajecitos con mucha tela hasta las rodillas.

Esta semana hay un foro en donde se comienza a estudiar la posibilidad de declarar patrimonio nacional a la primera iglesia bautista de Latinoamérica, el Ministerio de Cultura adelanta y participa de este foro que es un requisito para dicha declaración, el jueves 20 de octubre a las 3 de la tarde en la universidad nacional sede caribe se darán cita los ponentes, los raizales, los funcionarios del Ministerio de Cultura, la pastora Lastenia Herrera May y su esposo el reverendo Ron Hooker, el mismo que habló ese mediodía del amor de Dios y el amor de los hombres mientras yo me perdía entre los recuerdos debajo de un techo de dos aguas, de un campanario de madera y varias fotografías de antiguos pastores colgadas en lo alto de las paredes cuyas plegarias fueron escuchadas a través del tiempo. Declarar patrimonio a la iglesia bautista le permitiría captar recursos para su mantenimiento y desde luego seguir siendo un lugar del orgullo colombiano.

La brisa decidida entró por uno de los costados del templo, yo estaba allí despeinada y sudorosa comencé a meterme en un concierto celestial, bastó una sola frase repetitiva ¨Jesús is my Daddy¨ del coro gospel para sentir que mi piel se comprime y mis pulmones se quedan sin aire, sentir que algo pasaba sobre y dentro de mí, para dejar brotar lágrimas de una felicidad que cualquiera envidiaría, para levantar mis brazos de manera torpe igual que cuando me toca bailar un porro, para pensar en nadie y en todos, para dejar salir algo que cargaba dentro y reventar… Bajé de la iglesia, tomé la mano de Antonio sin decir nada, el sol quemaba y el hambre llegó: Dios nos llevó también hasta un plato de rondón donde Miss Janice y un plato de caracol de pala con arroz…God is good, all the time!

 

 

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