La diferencia entre los viajeros de hace años a los de hoy, es la forma en la que encaran el viaje. Antes, viajar era una travesía, una prueba de vida donde la aventura era el motor para que algo extraordinario pasara. Hoy, se sobre planea cada movimiento, cada comida, cada centavo; se niegan a entregarse al camino y a disfrutarlo como llegue. Aunque suene cliché, el sabor de los días se encuentra en las pequeñas cosas, porque son estas las que le dan un significado real a nuestra existencia. La cuestión está en que por tratar de no complicar las cosas, ponemos en piloto automático cada situación que sorteamos, haciendo que al final del día, sólo tengamos una rutina más que no colabora para mucho. ¿Se sientes estancado en algún área de tu vida? Con estos tres tips para salir de la rutina usted convertirá su vida en una travesía inolvidable:
1. Deje de soñar tanto y póngase a materializarlos.
2. Deje de usar el tiempo y el trabajo, como la excusa perfecta para no comprometerse con nada.
3. Disfrute el camino