La Escuela Taller Cartagena de Indias (ETCAR), delegada por el Ministerio de Cultura con el apoyo de la Alcaldía Mayor para la administración de las fortificaciones de la ciudad, informó que las murallas de Cartagena no están en riesgo de colapso inminente.
Al asumir la administración de las fortificaciones en 2012, se diseñó un Plan de Mantenimiento y Conservación que fue aprobado por el Comité Directivo de las Fortificaciones. Como parte de la ejecución y seguimiento del mismo, se han desarrollado trabajos de conservación preventiva como la costura de grietas en el cordón de muralla del sector El Pedregal, en el barrio Getsemaní; consolidaciones de sillares, escarpas y parapetos desde el Baluarte de La Contaduría hasta el tramo conocido como la ‘murallita del diablo’ y este año, en la escarpa del Baluarte de Santa Catalina; así como la nivelación de aproximadamente 23.053 m2 de solados (pisos) en las murallas.
Aun así, estos Bienes de Interés Cultural (BIC) del ámbito nacional, con más de 400 años de antigüedad, sí requieren “medidas urgentes y adecuadas de conservación”, según quedó sentado en el Documento Técnico de Soporte DTS, Diagnóstico, del Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) de las murallas y el Castillo de San Felipe de Barajas desarrollado por el MinCultura y la ETCAR.
El director de obras de la ETCAR, Mario Zapateiro Altamiranda, aclaró que eso no significa que las murallas estén en riesgo de colapso, pero sí se debe continuar con los trabajos de conservación para minimizar los efectos del tiempo y la exposición a los elementos entre otros factores.
Zapateiro, explicó que “hay unas patologías en la muralla que son producto de un ambiente contaminado por brisas salinas, gases emitidos por los vehículos, partículas de humo, vibraciones y acciones vandálicas realizadas por algunas personas”.
Agregó que “todos esos factores le dan una mayor exposición al deterioro a la muralla con lo cual hay que buscar acciones extrínsecas para su protección y conservación, para lo que se requiere el esfuerzo económico de diversas entidades gubernamentales e internacionales para contar con la tecnología apropiada para detectar y enfrentar con precisión los agentes patológicos”.
PEMP
El Ministerio de Cultura, a través de la ETCAR, como administradora de las Fortificaciones de la ciudad, determinó la necesidad de desarrollar un PEMP que permitiera establecer el estado de conservación de las murallas y el Castillo de San Felipe de Barajas para así tomar las medidas necesarias para su óptima conservación. Es así, que como parte del análisis del instrumento se tomaron en cuenta los múltiples estudios e investigaciones que se adelantaron en la segunda mitad del siglo XX, entre los que se encuentran los desarrollados por la Universidad de Cartagena.
Los componentes que definieron el diagnostico físico basaron su análisis en la metodología establecida por ICOMOS- ISCS en el 2008, la cual establece las patologías detectadas en la muralla mediante un mapeo de alteraciones; además, se tomaron elementos de una versión completa y detallada del esquema de clasificación de Fitner, Heinrich & Kownatzki (1995), el cual se ha utilizado en los monumentos en piedra en Alemania, así como en la técnica de diagnóstico aplicada a la conservación de los materiales de construcción en los edificios históricos del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
El diagnóstico físico del PEMP concluyó que estructuralmente el recinto amurallado se mantiene estable en un 76 por ciento y solo un 24 por ciento presentan una mayor concentración de patologías, el cual será objeto de proyectos puntuales de restauración integral.
El director general encargado de la ETCAR, Álvaro Gómez Poveda, ofreció un parte de tranquilidad a los cartageneros y colombianos, “la ETCAR, con el acompañamiento del Ministerio de Cultura y de la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, ha venido trabajando de manera constante y cuidadosa en la conservación del patrimonio fortificado de la ciudad, compromiso que continuará asumiendo con responsabilidad. Así mismo, seguiremos atentos a los estudios e investigaciones adelantados por la academia, que permitan determinar los métodos y tecnologías más apropiadas para garantizar la perdurabilidad de nuestras fortificaciones”.