Texto y foto: Bertha Teresa Bolaños
Para llegar a Tutunendo en el Chocó hay que recorrer una vía de color verde esperanzador que a lado y lado del camino predice lo que vamos a encontrar.
¨Ruta de la Confianza¨ un programa que hace parte del programa de Alianzas Para la Reconciliación que USAID y Acdi /Voca trazaron y seleccionaron a algunos reporteros colombianos para meternos en el tema de construir país comenzó temprano, un bus lleno de gente alegre y dispuestos a enseñarnos un poco más a vivir avanzó vía arriba atravesando una interesante combinación de casas, unas de madera y otras de material, pero todas con un ingrediente en común, la sonrisa. Sentados en las terrazas, los viejos nos levantaban la mano dándonos la bienvenida a su tierra fértil, Chocó.
Legamos a Tutunendo de la mano de Edwin Rengifo, líder por excelencia y el grupo de amigos de la paz, Niza, de Acdi Voca, Karen, una líder que jamás dejó de sonreír, Wao Solo, el embajador de la reconciliación y otros chocoanos que no escondieron su felicidad al mostrarnos su tierra. El calor y la emoción del momento nos pusieron a sudar de inmediato, una imagen de San Antonio en la entrada del pueblo nos dio permiso para pasar a conocer lo que el río tiene adentro. El amor es tema obligado en esa zona, los mitos dicen que casi todo lo que se come en Tutunendo y el Chocó en general tiene el tono afrodisíaco que anima a seguir la Ruta de la Confianza escuchando historias que se inventaron abuelas negras para que su generación no perdiera la tradición oral, fue así como a bordo de botes artesanales, nos metimos en las entrañas del Chocó, a punta de historias contadas por nuestro guía, el piloto del bote. Todo lo que nos rodeaba era verde, el ¨río de aromas y flores¨ (eso significa la palabra Tutunendo) en complicidad con los chocoanos anfitriones nos regalaba el sonido de la calma natural ayudando a ordenar los pensamientos que habíamos dejado en nuestras ciudades ruidosas y rápidas. Como niños, escuchamos los sonidos de la verdadera vida, un Martín Pescador pasó volando bajito y muchos trinos reales de pájaros no virtuales nos afinaron el alma. Pasamos por la Piedra del Diablo, tiene una raya en toda la mitad, cuenta la historia que los Viernes Santo se parte en dos y de ella sale una gallina y muestra huevos de oro, una imagen que hasta ahora sólo han podido ver niñas vírgenes de esa región. Nos tropezamos con la ¨Piedra del Amor¨, en donde, dicen nuestro guías y amigos, han fabricado a miles de chocoanos, los amantes se citan, se encuentran en esa piedra ubicada en mitad del hermoso río que tiene forma de un sofá invitando a llenar el mundo de más gente buena como los chocoanos.
Bajamos de los botes, subimos a la cascada, cruzamos por un camino naturalmente bello, pudimos ver toda una gama de plantas, en su mayoría medicinales, el cielo azul y blanco encima nuestro nos regaló entonces la lluvia, sello indeleble del Chocó, allí supe que bautizarse es un acto que deberíamos experimentar en lugares como Tutunendo.